Hoshi. Sólo en eso pensaba en aquél momento.
Hoshi se había perdido, cosa que jamás había pasado, a pesar de vivir en un lugar grande como la biblioteca. Mitsuki estaba desesperada, pues el perro era su único amigo, o así lo veía ella. Quería encontrarlo, aunque estaba segura de que había escapado de donde lo tenía encerrado. Es verdad, era un poco culpable por mantenerlo encerrado así, pero eso era por su propio bien.
Interrumpió sus pensamientos un leve gruñido, el cual descubrió que venía detrás de una estantería cerca de ella. Rápidamente corrió para dirigirse ahí. Cuando llegó, pudo ver a Hoshi escondiéndose.
- ¿Hoshi? - Preguntó y dio un paso al frente, sólo para darse cuenta de que ahí había una chica sentada. Probablemente él le había temido y se escondió sin ladrar.
Se acercó a dónde estaba la joven, mirandola con curiosidad, dándose cuenta de que sostenía un libro extraño. No sabía qué podía esta buscando la chica ahí, pero no podía ser algo malo, ella se veía como buena persona.
- Hola - Saludó en un tono bajo, pero con suficiente volumen como para ser escuchado.